Seguimos con el análisis de la obra, y la conversación que estaban manteniendo Berta y el Comisario.
Berta intentará por todos los medios salvar a Mario y Raúl del apuro en que están metidos. Y mientras el argumento del Comisario tan generalizado que mantiene la sociedad española se muestra en contra de estos “salvajes”, Berta habla de las familias de estos, que tienen que soportar las consecuencias y cuán injustas son estas:
Comisario. Lo único que sé es que gente así está mejor en la cárcel que mandando personas al hospital. O al cementerio.
Berta. Haré lo que pueda para que no vayan a la cárcel, se lo aseguro. La cárcel es el infierno, no sé si lo sabe usted, que ha mandado tantos a ella. Lo que pasa es que usted está de ese lado de la mesa, y yo de éste.Comisario. Lo siento. En este caso no pienso como usted. Y no voy a mover un dedo para que esos angelitos anden sueltos partiendo la cabeza al primero que pillen.Berta. Usted lo tiene todo muy claro: los buenos a un lado, los malos, los que "nacen así" según usted, al otro, y a encerrarlos en la cárcel como a animales, o a matarlos para que nos dejen vivir en paz.
Alonso de Santos muestra su justificación del título de la obra, criticando así la sociedad española del momento :
Con Salvajes, Alonso de Santos trata de criticar la sociedad española del momento de la escritura de la obra y, asimismo, analiza la situación de los jóvenes y su malestar reinante. El título no califica a los jóvenes de hoy, sino a lo que la sociedad hace de ellos. No se termina de fiar de esa sociedad de fin de milenio, una sociedad que trata de ocultar su salvajismo como en alguna que otra entrevista mencionaba el autor. Por otro lado, los jóvenes de familias pobres son los que claramente se están viendo en situaciones lamentables. El malestar juvenil se traduce en comportamientos violentos y de esto, es culpable, según Alonso de Santos, la sociedad en su conjunto.
La violencia parece ser que no solo tiene causas sociales y económicas, también culturales, la violencia se adquiere de la visualización constante de violencia. Continuamente se está enseñando a la sociedad a traicionarse unos a otros, esto corrompería a la más ingenua de las personas.
Berta, en un vano esfuerzo de liberar de alguna manera a sus sobrinos, trata de desprenderse de toda la parafernalia neo-nazi que encuentra en su casa, ha tenido que soportar que incluso los vecinos los intenten echar del piso debido a que no quieren personas que hayan estado en la cárcel o que se dediquen a la prostitución o a las “cacerías” más salvajes. Berta trata de enfrentarse al conflicto social que se le viene encima y no sabe ya por dónde empezar.
La situación en la que la sociedad está viviendo es lamentable, y Alonso de Santos lo critica de algún modo con esta conversación entre Berta y Bea.
Bea. La vida es una puta mierda. Me mete mano mi jefe, me quejo, y encima la puta soy yo y me ponen en la calle.
Berta. ¿Y por eso tuviste que meterte en lo de las droga, y traértela encima a mi casa? […] conozco ese camino donde estás metida y sé que por ahí no hay salida.
Bea. No hay salida, tía. para algunos no la hay. Ni por ese camino ni por ninguno.
Parece decirnos que no existe solución, que el determinismo es el que manda en esta sociedad, como decía Ortega: yo soy yo y mis circunstancias, parece que el hombre no puede escapar de su propio determinismo. Tampoco el sistema quiere que estos personajes (o personas, si hablamos de la realidad) escapen o se rehabiliten, ¿por qué, os preguntaréis? pues porque necesita de ellos, necesita de energúmenos que incumplan la ley y que justifiquen las medidas represivas que se llevan contra ellos, pues el sistema es incapaz de solucionar los problemas verdaderamente, es más fácil usar a estos “salvajes” como ejemplo de lo que no está permitido ser en esta sociedad, una sociedad aparentemente conservadora y neocapitalista, ser un “yanqui” o “salvaje” es lo que te espera si decidieras escapar a sus leyes.
Así que si Alonso de Santos, en Salvajes, muestra la estupidez humana y la ilógica violencia y salvajismo neo-nazis por parte de Mario y Raúl, por otro lado, también denuncia la indiferencia y negligencia del sistema sociopolítico español de fin de milenio que no consiguió proporcionar oportunidad de trabajo a todos estos cabezas rapadas.
Neo-nazis en American History X dirigida por Tony Kaye. |
Vemos también esa crítica típica a los policías corruptos y todo ese oscuro trato que se trae entre manos, no es de las mejores facetas de la realidad:
Bea. Es por la policía. Si no estuviera tan perseguida sería mucho más barato. Así es un negocio para mucha gente. Los que la traen, a los que dan dinero para que la dejen pasar, todos los que están pringados en eso…
Seguimos leyendo y se afirma nuestra teoría de la existencia en Mario de una luz que lanza esperanza a su transformación positiva, la de dejar los actos violentos y racistas:
Mario. Además, que estoy harto ya… Coger a un tío, cagado de miedo, e inflarle a hostias… ¡Joder! Una persona es una persona, ¿no? Tengo la cara del negro metida aquí mientras le hinchábamos… ¡sus ojos, coño, aquí dentro! Y si no os quito lo matáis.
Ni siquiera golpeó al hombre por el que les imputaron en el caso:
Mario. No quiero saber nada. (Va hacia su cuarto y Raúl le corta el paso). Estoy harto de comerme marrones por tu culpa. Yo lo que sé es que yo no le di.
Llegamos casi al final de la obra y ya se huele el drama y la violencia que está a punto de desatarse: la música ska, la agresividad de Raúl contra los dos malhechores que trataban de cobrarse por las malas la droga que había comprado Bea... la situación empeora por momentos:
Nono. (Grita). ¡De momento nos llevamos la televisión y lo que haya en casa que se pueda vender!
Coge la televisión. Se oye una música "ska" que llega desde el pasillo. Salen en ese momento Mario y Raúl, éste con un casete grande en la mano.
Raúl. ¿Qué te vas a llevar qué…? ¡Suelta ahora mismo esa televisión, que te voy a partir la cabeza, maricón de mierda!
Berta. ¡Quieto, Raúl, por Dios!
Charly sujeta a Bea y los amenaza poniéndole el cuchillo en el cuello. Las frases se oyen tensas y violentas entre la música "ska", que suena cada vez con más fuerza.
Alonso de Santos sabe cómo retratar la violencia de estos personajes marginales, como un huracán, Chary y Nono, acaban saliendo de la escena y se han cobrado una vida, la de Raúl, que trataba de salvar a su hermana, semejante a lo que pasó con Leonor en Don Álvaro o la fuerza del sino, cuando esta trata de salvar a su hermano y este la mata. Por una vez que Raúl trataba de hacer algo bien, viene el destino y se la juega vilmente:
(De pronto se desencadena la violencia. Bea se aparta como puede de Charly; Mario se tira contra él y pelean, mientras Nono sale corriendo con la televisión. Raúl se tira contra Charly ayudando a su hermano, y de repente se aparta sujetándose el costado izquierdo, mientras Charly sale corriendo y Mario detrás. […] Raúl aparta su mano del costado y se ve la sangre y el pinchazo, que no había notado en la pelea […] Raúl pierde el conocimiento, Bea llama por teléfono a la ambulancia, y Berta, con Raúl en sus brazos, lo sujeta contra su cuerpo desesperadamente, como tratando de proteger su vida, que se escapa.)
Bea. ¡Raúl! ¡Raúl! ¡Haz algo, tía!
Berta. ¡Para esa música, por Dios! ¡Para esa música! (Mario apaga el casete.) Ayudadme a llevarlo a la cama.
(Cogen a Raúl entre Mario y Berta, y lo meten por el pasillo hacia el interior de la casa.)
La trágica muerte de Raúl supondrá el inicio de la descontaminación final de los otros dos sobrinos:
Berta. ¿Bea y Mario? Imagínese… Han envejecido veinte años cada uno de estos días. Y así, tan de pronto… Los primeros días no se lo podían creer… No están en casa. Bea se marchó a una granja a desintoxicarse. Parece que está decidida de verdad. Y Mario se ha ido a vivir con una chica con la que salía.
Y para finalizar felizmente la obra, contrarrestando el clima de violencia y la dura realidad social de los trágicos acontecimientos, el Comisario invita a Berta a hacer juntos un viaje a África, al Cabo de Buena Esperanza, que aceptará, permitiéndonos Alonso de Santos pensar, de esta manera, de la existencia de que todavía hay esperanza para el ser humano, y que hay hueco para la ilusión y el amor en estos tiempos tan grises que se presagian.
Jose Luis Alonso de Santos detrás del telón. |
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